Las economías en crisis se plantean una corrección llamada “ajuste” que provoca terror en la población, como ocurre en Grecia y le puede pasar a Venezuela. Aquí aún faltan las medidas para corregir nuestra crisis, y sus consecuencias pueden ser peores, dependiendo del tipo de ajuste que apliquemos.
El típico ajuste es meterle la mano en el bolsillo a los ciudadanos con más impuestos, recortes de liquidez, devaluaciones, aumento de precios y tarifas de bienes y servicios públicos y privados. Obviamente, este ajuste parte de dos supuestos: que el gobierno tiene un problema fiscal o de reservas y que sus súbditos tenemos que hacer un sacrificio para sacarlo a flote. Este ajuste es recesivo y engañoso porque le impone el costo al pueblo, mientras esconde los disparates que sus gobernantes comenten al usar la economía para concentrar el poder, no dejando crecer al empresariado; manipulando al pueblo con repartos populistas y el mito de la lucha de clases, y tapando ineficiencias y corrupción con más endeudamiento con el FMI y el BM. ¡Pobre pueblo!
El otro tipo de ajuste lo llaman reformas estructurales. Este sí es expansivo porque el gobierno aplica medidas para incrementar la inversión privada, producción, empleo, diversificar las fuentes fiscales y las exportaciones. Pero esas reformas las aplican después de las medidas de ajuste recesivo (vg. Venezuela 1984, 1989 y 1996) y, así, ya el daño está hecho porque, al aplicar primero los sacrificios, se deterioran aún más la economía que se quiere rescatar y la legitimidad de los gobiernos para actuar.
El ajuste que nos viene debe enfocarse a corregir la raíz del problema a través de negociaciones gobierno-empresa-trabajadores para incrementar la inversión productiva; superando el autoritarismo de los políticos que, en su afán de concentrar el poder, manejan las reglas del juego a su antojo, crean desconfianza y, así, pocos invierten a largo plazo para producir, mientras otros pocos se afanan por enchufarse al poderoso para ser privilegiados en el reparto de la renta. No somos un país pobre por falta de recursos sino un pobre país por falta del Equipo Venezuela.